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Lo Que Creía de Sí

6:28, Posted by Luis Moisés Escobar Bastidas, No Comment

Gerardo González
Estudiante de la Escuela de Filosofía

Como respuesta a mi deber ser, salta la febril sonrisa de mi robusta honestidad, golosa de empatía, y tras gajes del oficio, sé que es sólo mía, ¡única y bella! sigo diciéndome, es flexible, lo mejor para un aventurero urbano, un deleite de la conciencia, chécheres de mi fe, mi moral.

Así, cala en la cordura del humilde, esos que llaman al rescate de algo tal como La Moral, como universal, como condición máxima de verdad, sin importarles que sea engendrada por la subjetividad, lo gnóstico será lo correcto, porque aquel iluminado lo sostiene con firmeza.
Tengo que revisarme, ¿perdono? ¿He seguido mi camino? ¿Soy una buena persona? Lo más parecido a un inventario moral.

¿Es un hombre de bien quien afianza el patrón legal?, considerando términos sociales actuales, aún con disidencia, la condena introspectiva sin embargo es totalmente distinta, resultan de ella las normas de conducta.

Cuesta arriba religión y familia, como grandes templos de formación moral, tajantemente debo seguir esto y aquello. El conflictivo abrir de ojos, el florecimiento de nuestro Yo, seguirá solitario, acuestas de ese saco roto y ajeno, lleno de experiencias intransferibles, que intentamos hacer nuestro y que la vida te saquea por seguir a gateo, palo a la piñata, cada vez que nos enfrentemos a las mañanas, a las tardes, a las noches.

El Bueno:

-Maldito aquel que no crea en mí, condenado al cadalso, a la cárcel, a la invasión. Soy el sátrapa carmesí omnipresente, portador de toda virtud, seguir a mi índice será seguir el camino de la moral, de una que a obligación tendrán que beber, que les forjará como hombres y mujeres sin espíritu, porque estarán huecos y su profundidad será la mía, así como lo bueno será una extensión de mi brazo y su demonio será mi vigilia.

El Rebelde:

- Previo rechazo de mi alma, condenado a ser yo mismo, me siento feliz en lo que crees un infierno, te doy garantía del placer de sentirme responsable de andar, de caminar a mis anchas, porque este reino es tan grande que de mis tropiezos no hayo culpable a ningún pegujón.

La historia escuda el cambio de paradigmas, lo bueno y malo del ayer más que irreconciliables hoy, carne de cerdo judía o gelatina para mormones. El poderoso apunta a su arbitraje, juicio inmóvil, zafarnos: sacrilegio. Me encantare pecando, esperando que el karma me bese, cuando me folle mi elección. ¡Abre la jaula osada guacamaya!

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